Tu voz de teléfono sonó brillante
cepille mis dientes
al mismo tiempo que en el sur de acá
una vaca cantaba de leche su decir matinal
magro en grasas tu alimento me dio una vez más la vida
que no es preciso explicar
y otros cientos esperaban al que ya no llegaría
lechero con carro puerta a puerta
ese recuerdo me llenó de niños la palabra
y estoy hecho un purrete en tus brazos
ciudad de los olvidos y los amores fuertes
barrios de barro y veredas coloradas
son estas letras aunadas las que me acercan a esos días
de julio y los actos escolares el vapor de bocas
y maestras con sacones de piel
la plaza embanderada y
otra vez el vapor como en un filme de Solanas
una esperanza convertida en agua flotando en el
ambiente
no más ciudad violenta
hoy la violencia egoísta la ha turbado
pero nuevamente me cayo para escuchar
(silencio)
la voz en el aparato pequeño de tus manos.
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